México, la oportunidad de la reindustrialización (II)

Por Octavio Isaac Rojas Orduña

Presidente de Mexicanos Aquí

En el anterior artículo se indicó que México tiene una oportunidad histórica para su crecimiento económico, sobre todo por los altos precios del petróleo que parece que se mantendrán durante 2022 y 2023.

En esta segunda entrega, quiero incidir en una situación que puede ser más extendida en el tiempo que la subida del petróleo. Se trata del proceso de reindustrialización que se ha mostrado necesario por varios motivos, aunque ha sido sido especialmente impulsado por la pandemia.

México: proveedor cercano, fiable y económico

Durante la pandemia, quedó patente que el modelo de tercerizar prácticamente todo a proveedores chinos ha sido un error estratégico por varios motivos:

  • Lejanía: si bien la gestión ágil con la que se consiguió reducir los tiempos y abaratar los costes de distribución hasta niveles sorprendentemente bajos, en el momento en que se han estrangulado alguno o varios de los canales de reparto, ha quedado demostrado que tener proveedores cercanos es fundamental y estratégico. No solo es por una cuestión de rapidez, sino también por robustez y continuidad de suministro, por control de costes e, incluso, por protección de medioambiente.

  • Fiabilidad: durante las últimas décadas, el gobierno chino y diferentes empresas “privadas” promovieron el desarrollo tecnológico que les ha ayudado a ponerse en una situación de vanguardia y a tener campeones globales en el ámbito de la telefonía, la computación y, más recientemente, en áreas como la inteligencia artificial, el machine learning y el big data. Gran parte de este desarrollo se apoyó en tecnología desarrollada en países occidentales. Si bien los proveedores chinos han participado en el desarrollo e implementación de las tecnologías, se han aprovechado del acceso a la patentes para desarrollar sus propios productos ejerciendo una competencia desleal y poniendo en aprietos no solo a las mismas empresas que fueron sus clientes, sino a cualquier otra empresa que intentaba desarrollar productos tecnológicos. Mientras tanto en México, las empresas mexicanas han crecido “complementando” a las ensambladoras automotrices y de otro tipo de productos tecnológicos. La maquila, que yo llamaría de tercera generación (primera, solo emsamblar; la segunda, ensamblar y complementar (industria auxiliar, y la tercera, ensamblar, complementar y generar valor) recaería en socios mexicanos que se han mostrado fiable y de confianza. De forma realista, de entrada, se trataría de un conjunto de jugadores de varios países, entre los que se encontraría México. Sin embargo, esto no quita que en el medio plazo sean empresas 100% mexicanas asumiendo un papel protagónico en este esquema de reindustralización.

  • Economía: Si bien los costes a corto plazo para este proceso de reindustrialización serían elevados y lentos (tanto para montar las fábricas/ensambladoras, establecer centros de I+D, desarrollar actividades según estándares internacionales, sobre todo europeos, que son más exigentes que los americanos), una vez asumidas estas primeras inversiones, las economías de escala que se generarían compensarían la inversión inicial.

Seguridad jurídica, física y apuesta por la innovación

Muchos empresarios y emprendedores españoles, europeos y norteamericanos apreciaban la “seguridad” con la que hacían negocios en China. Se referían sobre todo a la tranquilidad que tenían para desplazarse por el país sin la preocupación de que algo fuera a sucederles físicamente, como secuestros, robos y hasta asesinatos.

El gobierno chino se encarga de mantener el orden y no hay que olvidar que China es uno de los pocos países en los que sigue existiendo la pena de muerte, que se aplica también para polítocos corruptos.

Si bien la inseguridad no ha sido un obstáculo total para el desarrollo de inversiones en México, lo que es verdad es que amplias zonas están fuera de la protección de las fuerzas de seguridad del Estado o, incluso éstas son parte del problema de inseguridad, corrupción e impunidad que, por desgracia, reina en el país y esto genera inercias perniciosas que desaconsejan una mayor inversión en nuestro país.

Además de la inseguridad física, también hay que destacar la inseguridad jurídica que se ha acentuado desde el msmo Palacio Nacional por la boca del presidente López Obrador.

Al utilizar sus conferencias de prensa mañaneras para denunciar a empresas españolas o para hablar genéricamente de que México ha dejado de ser “tierra de conquista”, lo que ha ocasionado el presidente es ahuyentar la inversión extranjera. De hecho, la reforma eléctrica que no fue aceptada por la Cámara de Diputados generó suspicacias entre inversores estadounidenses, ya que, a su juicio, vulneraba las bases del tratado de libre comercio.

Por último, mientras que el gobierno chino apoya la formación de sus ciudadanos en universidades extranjeras y apoya millonariamente a las universidades locales para que desarrollen investigaciones de vanguardia, en México se ha venido reduciendo el presupuesto destinado para Conacyt y para la ciencia en general ha ido disminuyendo en los últimos años.

Es posible que, una vez superada por completo la pandemia, la movilidad internacional del talento retomara nuevamente el pulso. Sin embargo, para dar un impulso a la ciencia y tecnología se requieren de miles de trabajadores que, hoy por hoy, son demandados en todo el mundo.

Si México les ofreciera a estos perfiles condiciones especiales (bajos impuestos, salarios competitivos, posibilidad de desarrollo, etc.) se tendria la oportunidad de atraerlos, entre otras cosas por la cercanía con Estados Unidos y por un mercado de 120 millones de personas que les ofrecería el país.

Esto ha sucedido en Miami, que ha tomado la delantera como un hub de desarrollo tecnológico para el talento de LATAM, de parte de la comunidad hispana y cada vez más de perfiles muy variopintos que buscan un sitio en donde desarrollarse con todas las garantías y con seguridad.

En Europa, Lituania y Portugal lideran la carrera por captar a empresarios digitales y a “digital nomads” que están en búsqueda de sitios en donde vivir y hacer negocios.

¿Esta México a tiempo de dar este paso?

En el mundo actual, en el que los tiempos de los negocios se han reducido sustancialmente, la ventana de oportunidad de México se puede extender un poco, aunque no demasiado.

Ese poco tiempo que tiene México para hacer los ajustes necesarios para ser un polo de tecnología e innovación (o maquila de tercera generación) se debe a su cercanía con los Estados Unidos, a la experiencia positiva de la industria automotriz europea y a la no dependencia del dinero chino, que, en otros países latinoamericanos es total.

Esto le da al país la oportunidad de decidir de manera más o menos independiente y soberanamente hacia donde puede dirigirse.

Pero tampoco puede pasar demasiado tiempo para que este cambio de política se implemente en el país. Otras naciones han apostado decididamente por la innovación o tienen a su población abocada a actividades tecnológicas que les han ayudado a subsistir, pero que a algunos les ha servido para prosperar.

La ventana de oportunidad no estará eternamente abierta, así que hay que aprovecharla ahora que todavía hay tiempo.